¡Yo tenía el control!
La ciudad estaba vacía, y a mis pies.
La brisa enfriaba nuestros cuerpos,
El bálsamo de tus labios cubría todo mi ser.
Bebimos dos de los siete pecados capitales,
nos embriagamos, las horas fueron eternas.
Tú esperabas que el tiempo no pasara,
Yo solo darte placer.
El susurro de mis labios, se transformo en tormenta.
Los besos en un mar en calma, las caricias en bonanza.
Espero tu llamada, quiero mirar la ciudad desde arriba.
Y que ¡tú tengas el control!
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