La Oferta Pública de Venta (OPV) de acciones de Bankia de julio de 2011, fue anunciada en prensa y televisión con una gran campaña publicitaria.
Logró captar 3100 millones de euros y aunque no logró atraer a los inversores institucionales sí consiguió que pequeños ahorradores y clientes de Bankia, confiados en la aparente solvencia de la entidad, se convirtieran en sus accionistas, sobre todo tras el enconado empeño de los empleados de las sucursales.
Poco después asistimos al desplome del valor de las acciones, conocimos que Deloitte actuó de forma negligente al ocultar el riesgo potencial de pérdidas que tenían las cuentas de Bankia que ellos habían auditado y finalmente Bankia tuvo que ser intervenida y se nacionalizó el BFA (Banco Financiero de Ahorro).
Tras el informe que los peritos del Banco de España han presentado ante el Juzgado de Instrucción 4 de la Audiencia Nacional en el que se indica que “las cuentas anuales de 2011 no expresaban la imagen fiel de esas entidades” se abre la puerta para que miles de esos pequeños ahorradores puedan demandar a Bankia para reclamar las cantidades invertidas, los intereses, daños y perjuicios ocasionados por la compra de esas acciones que sin duda alguna no hubieran adquirido si los folletos publicitarios hubieran contenido información veraz sobre dicha entidad.
En Bankia ya dan por hecho el aluvión de demandas y prevén que las indemnizaciones ascenderán a más de 800 millones de euros.
Por eso si usted es uno de esos pequeños inversores, debe saber que sólo tiene de plazo hasta mayo de 2015 para presentar la demanda contra Bankia y recuperar el dinero invertido.
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