
“El Camino de Santiago creó una vigorosa corriente espiritual y cultural de fecundo intercambio entre los pueblos de Europa. Pero lo que realmente buscaban los peregrinos con su actitud humilde y penitente era ese testimonio de fe que parezcan rezumar las piedras compostelana con que está construida la Basílica del Santo”. (Juan Pablo II, peregrino en Compostela, 9-XI-1982)

La Iglesia habla de la peregrinación en el Salmo 122:
Qué alegría cuando me dijeron:
Vamos a la casa del Señor
Ya están pisando nuestros pies
Tus umbrales, Jerusalén.

Santiago de Compostela y la peregrinazión.

El reino medieval de Galicia, por no tener, no tenía ni rey propio, lo que le permitió ser, durante siglos, el centro religioso del Occidente medieval más atractivo para gentes peregrinas de todas las clases y nacionalidades.
El itinerario jacobeo estuvo suficientemente alejado de la guerra y del poder terrenal, para que todos los europeos lo pudiesen imaginar y sentir como algo propio. Santiago de Compostela no era solamente de los gallegos, era también de los castellanos, los navarros y los aragoneses, no solamente de los pueblos ibéricos también de los franceses, los portugueses, los italianos, los alemanes, los daneses…
Podemos resumir en tres los factores que explican la idoneidad del Camino de Santiago para reflejar, materializar e impulsar la nueva espiritualidad - con sus connotaciones mentales, sociales, políticas y económicas- que brota de la Edad Media en su esplendor:

La peregrinación genuinamente medieval es consecuencia y causa del renovado interés por el Nuevo Testamento, predicado por vez primera a las masas, del deseo de imitar la austeridad y pobreza material de los que acompañaron a Jesús en su peregrinación terrenal, en contraste con la inmovilidad veterotestamentaria y la Iglesia altomedieval de los patriarcas y los padres fundadores, que ponía en dejaba a un segundo plano el culto a Jesucristo, a la Virgen y a los santos apóstoles y los mártires más al alcance, por su naturaleza no divina, de los cristianos de base, que cambian en ese tiempo su onomástica para parecerse más a ellos y peregrinan masivamente a sus tumbas.
El apóstol Santiago estaba entre los más admirados porque predicó en las tierras más inhóspitas, en los confines del mundo Ya vimos como Dante celebraba la superioridad evangélica del hijo de Zebedeo: “la sepultura de Santiago está más lejos de su patria que la de cualquier otro apóstol”.
Santiago el Mayor fue, además de compañero de Jesús y propagador de su evangelio en el fin del mundo: el primero de los mártires cristianos.

El Camino de Santiago era largo, difícil y plagado de riesgos, pero también soportable: ni tan duro como viajar hasta el Santo Sepulcro, ni tan próximo y ligero como los caminos que van a dar a Roma, donde se confundían romeros con prelados traficantes de favores, nada que ver con el peregrino penitente que busca el perdón de sus pecados y la intercesión divina a través del que murió en la cruz –ciertamente rodeado de ladrones- y sus discípulos.

Eran muchos los peregrinos que, después de visitar la Catedral y abrazar al Apóstol, prolongaban unos kilómetros más su viaje iniciático para ver el mar en Finisterre, con su todavía hoy impresionante horizonte redondo, donde termina el mundo y comienza el más allá.
Los extranjeros que van abandonando por miles y miles su patria terrenal impulsados por su imaginario escatológico se encuentran así, donde la tierra se acaba, el lugar del mundo que más se asemeja a la patria celestial, dando por bien terminada la peregrinación.
No hay Gloria sin sufrimiento
En esta sociedad en la que vivimos, donde nos dejamos llevar por la comodidad, la Ley del Mínimo Esfuerzo, etc, y por ende, procuramos obtener todo por nada y más derechos que obligaciones, hacer El Camino, te transporta a una situación donde se encuentra el individuo, la persona, con su propio esfuerzo, sus penurias, caminos con altibajos, pedregosos, montes, valles, etc., que le van creando dificultad, día a día, para conseguir su meta: Santiago de Compostela.

Pues bien, en la vida real, para cualquier persona es importante encontrar ese momento. Un momento para tener tiempo para uno mismo y averiguar hacia donde va realmente, hacia donde camina en la vida…Que mejor momento para ello que hacer, en nuestro caso, El Camino de Santiago.

Sabíamos que íbamos a pasarlo mal, también que, valdría la pena. Además de conseguir tener esos momentos que antes hemos narrado, queríamos probar que nuestro espíritu de sacrificio estaba ahí y como no…pedir cosas, muchas cosas a nuestro Patrón Santiago. Ese Apóstol de Jesús, que llevó la Palabra de Dios hasta el fin del mundo, el mundo entonces conocido…Finisterrae.
De todo ello, como españoles, debemos estar orgullosos, fueron miles de discípulos de Santiago, españoles, los que cruzaron el charco para propagar La Palabra de Dios en El Nuevo Mundo.
Cuando empezamos El Camino Inglés, el pasado día 20 de Julio, pretendíamos llegar a Santiago de Compostela, nuestra meta, el mismo día 25 de Julio, Festividad de Santiago Apóstol, Patrón de España.
En las tres primeras etapas, nuestra fe en conseguir nuestro objetivo, se iba acrecentando. Etapa no superiores a 24 kms., con pequeñas subidas y bajadas a través de rías y montes.

Algunas madrugadas, al levantarse para preparar El camino: curar heridas, llenar cantimploras, desayunar y cargar la mochila, antes, mucho antes, escribía una oración para darnos ánimos para hacer esa jornada.

Esta fue la primera, de varias oraciones:
“Señor Jesús, otra vez en pie dispuesto para afrontar un nuevo día y con ello, otra etapa de El Camino de Santiago, nos preparamos físicamente curando nuestras heridas y a la vez también psíquica y espiritualmente para soportar el esfuerzo de este día.
Te rogamos nos des fuerza mental y física para superar el esfuerzo de este día. Amén. “
Y con el esfuerzo personal, de Apoyo Mutuo, la intercesión del Apostol Santiago y la Inmensa Misericordia de Dios, Nuestro Señor, el día señalado, El Día del Patrón Santiago, llegamos a tiempo de la Misa del Peregrino a La Catedral de Santiago de Compostela.

Y así, con esfuerzo, se consiguió la meta. Lo sabemos todos y también lo olvidamos con frecuencia…Con esfuerzo y oración se consigue la Gloria!.

Oración al Apóstol Santiago pidiendo por La Comunidad de San García Abad.

¡Oh gloriosa Nación Española, fortalecida con tal Patrón y enriquecida con la prenda de su Santo Cuerpo, por cuya intercesión te hizo tan grandes favores el Todopoderoso!
Ruega por nosotros Bienaventurado SANTIAGO, por nuestra familia, los amigos, nuestra Comunidad Parroquial de San García Abad, de Algeciras y allende los mares, y nuestro país, España.
Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.
Acepta, Señor, las súplicas que te dirigimos por medio de tu Apóstol Santiago, Patrono de España, y haz que la peregrinación a su Sepulcro, faro de la unidad cristiana, nos disponga a recorrer juntos el camino que conduce a la gloria eterna.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén
Fuentes:
Iluminación Divina
Carlos Barros USC
Ángel Corbalán