9 de febrero de 2010

Violencia doméstica


Hasta por facebook lo avisó y fue allí en donde se despidió. Al caer la noche y luego de cenar Lita acompañó a sus hijos hasta los cuartos y los observó y besó cuando a los dos les llegó el sueño. Luego, ya en su alcoba, abrazó a una barra de hierro con la que se defendería por si a su ex pareja se le ocurría regresar, y se quedó dormida.


Todos los que la conocían sabían de su pesar, del dolor que le provocaba el maltrato, de la bajeza de ocultar marcas a hijos y amigos, del no poder más.


Cansada estaba esta profesora de inglés de no ser escuchada, de no ser tenida en cuenta. Harta de ser maltratada por la desidia del estado que debía protegerla y por aquel que le había jurado amor eterno, por aquel con quien soñó sus hijos.


Esa misma mañana en que debía declarar contra el hombre que la hería, Lita subió hasta la terraza del edificio donde habitaba en Almería, y aterrada y enceguecida se arrojó al vacío.


Hartos estamos de las peleas entre el PSOE y el PP, de las disputas entre un Zapatero adormecido y un Rajoy que se alegra ante el bajón de su adversario. Cansados de tanta lucha política queremos que nos escuchen a los que todos los días salimos a vivir, con nuestras pequeñas miserias y nuestras grandes violencias domésticas. Cansados estamos de creernos primermundistas y que en nuestras familias vivamos violencia que no se encuentra ni en el tercer mundo.


¿Alguien nos escuchará?



1 comentario:

  1. Hay mucho que hacer en nuestro país, y en el Congreso sólo se piensa en las próximas elecciones y en tenernos contentos tapándonos los ojos con tonterías, o con noticias de mayor envergadura.

    Mientras tanto, quedan muchos temas pendientes, como el paro, la violencia de cualquier clase, que queda impune o se castiga poco y mal, y la poca defensa que tienen las victimas ante los agresores.

    Puedes estar seguro que una persona, al menos, ha escuchado el mensaje. Y ahora ya no es solo que llegue a más oídos, sino que toque las fibras sensibles a quienes de verdad pueden cambiar algo, pero eso es muy complicado.

    Una persona, cuando está ocupada en llenarse los bolsillos con codicia, no piensa en la desesperación de otros semejantes que tienen problemas que ellos ni sueñan en tener alguna vez.

    Un saludo, Luis.

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