17 de marzo de 2010

Evocando al sueño

Me acurruco con la espalda a tu pecho pegada y mis rizos invaden tu cara con su aroma a jara.
Los apartas sin premura...
con ternura.
Y envuelves con delicadeza mi cuerpo en tu abrazo
mientras mis manos a las tuyas entrelazo.

Mis pies gélidos el calor de los tuyos pretenden y,
lejos de incomodarte, generoso los atiendes.

Siento tu respiración en mi cuello...
la sincronizo con la mía en perfecto y armónico compás, una serena sinfonía que invoca sin remedio al duende del sueño, que con disimulo se cuela entre las sábanas, filtrándose entre mi espalda y tu pecho, tu piel y mi piel, tu calor y la mía.

De nuestros sentidos ya no somos dueños, nos abandonamos a su hipnótica presencia una noche más, para vivir enigmáticos sueños.

2 comentarios:

  1. Qué bonito Emma :)

    Así da gusto echarse a dormir porque se le encuentra la magia y el embrujo en la noche, que te invita a soñar.

    Besos.

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  2. Európides, ni te imaginas cuánto echo de menos ese ritual cuando lleva el turno de noche... ^^

    Porque la almohada... va a ser que no es lo mismo xD

    Petons!

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