7 de abril de 2009

Soplaomorfosis.


Buenos dias, un martes más quiero compartir con vosotros unas lineas, en esta ocasión se trata de una entrada ya publicada anteriormente en mi blog y en algún foro de internet, referente a la visita a la Cueva del Soplao, en mi tierra, Cantabria. Espero os guste y os resulte de interes:


La boca del Soplao engulle uno tras otro a sus visitantes, largas filas de seres diminutos avanzamos por su garganta, temerosos de un mundo que nos es extraño, ignoto, muy alejado del devenir diario, aquí el silencio lo rompe el desacompasado latido de los corazones, la risa nerviosa de los seres de luz en la oscuridad, el primitivo instinto de no ver, de no conocer, de no salir. Los ocres colores de las paredes, en su descenso, fluyen y respiran, se expanden y contraen a cada paso, mientras, las pupilas dilatadas buscan el profundo horizonte, las manos se aferran a las barandillas metálicas y a otras manos, ansiando el contacto de algo sólido y humano, encontrando una certeza en la incertidumbre, la cual les impide volver sobre sus pasos apresuradamente.


Es entonces cuando esta inmensa ballena de Jonás nos acoge en uno de sus muchos estómagos, es entonces cuando nuestros miedos desaparecen, sustituidos por el asombro, las bocas abiertas, las miradas, erráticas, perdidas. Aquí comienza la metamorfosis, las cabezas vueltas hacia el techo, las piernas ancladas y separadas, los dedos apuntadores de una maravilla tras otra, el verbo exclamatorio único, ¡mira, mira, mira! Del cielo penden columnas, cortinas, encajes y bolillos, níveas estrellas nos devuelven nuestro reflejo, y nosotros, incapaces de mantener la vista en un solo punto, sobrecogidos por nuestra propia insignificancia, nos hacemos aún más pequeños, más difusos y más etéreos.


Ninguna obra humana se asemeja a lo que aquí presenciamos, aquí se conjugan todas las bellas artes, todas ellas bien representadas y armonizadas, delicadas esculturas cristalinas, moles arquitectónicas, lienzos de infinitos colores…Un cúmulo de sensaciones completas que nos desbordan, que nos invaden y transportan. La caverna es un museo natural, un museo vivo, donde cada obra crece y se transforma a capricho, evolucionando hacia nuevas maravillas que extiendan y completen esta magna obra de arte. ¿Cómo explicar lo inexplicable? ¿Cómo pretender igualar lo inigualable? Aún más pequeños que cuando entramos, continuamos el descenso, ansiosos de contemplar otros estómagos de este inmenso ser, parándonos en cada cámara, cada galería, cada escaparate de joyas, siguiendo las rutinas del exterior, pero aquí, nada se puede adquirir, más que el conocimiento, no existen etiquetas con el precio de venta, ni productos, ni restos de almacén, son las galerías del mirar y no tocar, un regalo para los sentidos.


El tiempo también se detiene en su interior, las horas pasan fugaces, apenas segundos para el visitante, ávido de nuevos descubrimientos, olvida las cadenas que lo unen a su mundo de luz y se sumerge aún más en las entrañas del monstruo, ajeno a las agujas del reloj, a la falta de cobertura y a la premura de la superficie. Enajenados de boca abierta, vagamos de cámara en cámara queriendo congelar cada momento, cada sala, cada recuerdo, en un vano esfuerzo por no olvidar, por memorizar cada forma, cada brillo y cada filamento. El Soplao cambia mientras nos cambia, nos observa mientras lo contemplamos, nos sonríe mientras le sonreímos, y así, con una amplia sonrisa en nuestras caras, lo abandonamos, lo dejamos atrás como a un sueño enterrado, y nos alejamos alegres, poseedores de un secreto desvelado.


Texto: Pablo Cantero "Picapiedra"

3 comentarios:

  1. Es genial con qué pasión describes El Soplao. Se nota que amas la naturaleza.
    Saludos Pablo.

    ResponderEliminar
  2. Hola Pablo.
    Indescriptble la sensación que se debe tener al entrar en una cueva de las características que describes...
    Y más si uno tiene la suerte de poder adentrarse en tareas espeleológicas en donde cada paso es un descubrimiento nuevo que te llena los cinco sentidos y hasta el sexto también.
    Debe de ser algo impresionante...
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Simplemente impactante, gracias por dejarnos ver lo que nuestros ojos no han admirado todavía y nuestros pies no han tenido el privilegio pisar.

    Saludos.
    Arwen

    ResponderEliminar